
Nos conocimos iniciando el nuevo milenio, el destino quiso juntarnos en una institución ligada a la salud mental y extrema vulnerabilidad. Recién éramos unos jóvenes que nos abríamos paso en la Terapia Ocupacional y el Trabajo Social. Teníamos muchos sueños y esperanzas de hacer esta sociedad un poquito más justa. A la conversa de un café en una de esas eternas capacitaciones, seminarios y jornadas que nos correspondió participar, descubrimos de manera inmediata, que nos unía el mismo compromiso y el mismo anhelo: que las personas que nos tocase acompañar, tuvieran una vida realmente digna. Fue una promesa que nos hicimos y que nos prometimos cumplirla.
Durante todos estos años hemos ido sumando experiencias asociadas a la salud mental y en profunda conexión con los derechos humanos; hemos ampliado la mirada a otras realidades que conviven con ésta: discapacidad intelectual, salud mental y situación de calle, gestión de redes, gestión de residencias y hogares protegidos, vida independiente, centros diurnos de rehabilitación, participación ciudadana, inclusión laboral, acompañamiento a las familias. También de manera personal, hemos enfrentado situaciones complejas: recibir a un hijo del espectro autista, sobrevivir a la pérdida de seres amados y convivir con enfermedades graves.
A pasos de cumplir 20 años de aquel día en que nos conocimos, nos volvemos a reencontrar, descubriendo que mantenemos intactos nuestros ideales, en un momento de profundos cambios sociopolíticos que está enfrentando nuestro país y una pandemia que no da tregua.
El universo de experiencias que cada uno ha ido atesorando en el tiempo, nos motiva a generar esta iniciativa, que busca seguir avanzando en metodologías más cercanas, que nos permitan alcanzar el bienestar mental que merecemos como comunidad, en una cultura del respeto, validando a cada persona por el hecho de serlo, fortaleciendo el hecho que somos seres sociales, que en conjunto las soluciones son más efectivas y que colectivamente todo va mejor que cuando nos aislamos.
Nuestro desafío entonces, es lograr el bienestar mental, pues sabemos, que independiente de la situación de cada persona sea una enfermedad, condición, estado o una forma de ser, se puede vivir satisfactoriamente y más aún, si se derriban barreras sociales, si se abren espacios de participación y acompañamiento y si se adaptan los contextos, para hacer surgir lo que realmente las personas son y podrían lograr ser. Porque somos amigos en lo diverso y en lo diverso nos complementamos, porque creemos en los lazos entre pares, en la colaboración de las comunidades, porque sabemos que existen oportunidades y si no las hay, se buscan, se gestionan, se construyen entre diversos actores, por nuestra historia y por tanto más, damos vida a DIVERSARED.